Un viernes en Alas

20 de septiembre 2019

Este viernes fue compartido con cientos de miles de jóvenes en el mundo. A las
10:30 a.m. once chavos y cuatro maestros caminamos con otras trescientas
personas del Parque Rojo a la Plaza de la Liberación, “acompañando” a Greta
Thunberg, quizás para entender por los oídos, los ojos y el pulso, que es momento
de activarnos para detener el sistema que está provocando el cambio climático en
el planeta. Greta en Nueva York, con cientos de miles, y su presencia simbólica en
más de 30 ciudades del planeta. Una fue Guadalajara, pequeña movilización, y ahí
estuvimos.

Sofi y Julieta después de escuchar al orador (un chavo de unos 19 años que leyó una carta a los diputados) se acercaron a preguntarle cosas como: “¿por qué dirigen la carta a los diputados? ¿ellos qué pueden hacer? ¿y si no hacen nada?…” Después Sofi le preguntó a Érika si podían asistir todos los viernes a la plaza. Al rato caminaba con un cartel entre sus manos, y comentaban ella y Julieta que “…lo más admirable de Greta es que decidió que lo mismo que años antes la deprimió, de pronto le diera fuerza para levantarse, y levantar a otros. Tenía 11 cuando se deprimió, y no quería hacer nada: ni comer, ni salir, ni ir a la escuela, ni con sus amigos … y a los 14 empezó a irse al parlamento sola, con su cartel, preguntando si no iban a hacer nada. Ahora tiene 16 y la siguen por muchos lugares del mundo, a lo mejor porque va en serio”.

Hace pocas semanas algunos no sabíamos nada de Greta, en clase de inglés empezamos a leer en las noticias su viaje en velero de Londres a Nueva York. Hoy en la plaza tomamos plumones para escribir junto con otros jóvenes en pedazos de cartón, frases como “No hay planeta B”, “Ni una especie menos, ni un incendio más”, “lo que debe cambiar es el sistema, no el clima”. Estuvimos un rato gritando consignas frente al palacio legislativo. Nadie salió. Cerca de las 12:30 nos regresamos caminando a Libertalia, al salir de la plaza vimos muchos letreros con los nombres de personas que han sido asesinadas por luchar contra megaproyectos y defender montañas, ríos, cascadas, selvas. Uno era Samir Flores; otra Bertha Cásares. Investigaremos quiénes son.


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